No cuentan las crónicas ventura ni desventura alguna sobre la que fue primera maestra de reinas en tierra nórdica, ni ha llegado en forma de copla o romance cuestionamiento de su figura, ni en latín ni en esperanto ni en aljamía. Otra mujer, que fue primera embajadora española en aquella precisa capital, eligió su nombre como pseudónimo, cuatro siglos detrás. No por casualidad. Al menos ya no tenía que vestir ni firmar como si fuese un hombre.
Apenas cien años después, aquí andamos, redescubriendo quién fue y qué hizo aquella actriz, escritora y activista social a quien la vida convirtió en luchadora de muchas causas, incansable conferenciante y hacedora. Sí, esta mujer pensó y pasó a la acción. Como tantas otras. Su vida y su obra no se glosan en canciones ni manuales, pero son fascinantes. Hablamos de una mujer pensadora y creadora, al mismo nivel que sus congéneres en música, poesía o pintura, al mismo nivel que sus coetáneos y correligionarios de la Generación del 27. Y lo que es mejor: no estaban en los márgenes, sino en el mismo meollo de aquella aventura, que en buena parte sigue siendo nuestra.
Producción: Centro Dramático Nacional