Dos hombres con uniforme de trabajo comen en su tiempo de descanso mientras observan en un televisor la actuación improvisada de uno de los pacientes del psiquiátrico donde trabajan. Una alarma irrumpe su rutina para advertir del ingreso de un nuevo paciente.
Este lugar de internamiento no alberga solamente las enfermedades mentales de quien lo habita. Supone además el encierro de la mente de cada uno de ellos, de la imaginación y de los sueños. Este lugar se apodera también de la energía y la capacidad de trabajo de los frágiles, de los olvidados. La vigilancia y el control aseguran este sistema de explotación en donde lo más valioso son las manos de los internados.
Pero no todos han aceptado el encierro. Algunos ocultan un peligroso modo para escapar del aislamiento.
(Espectáculo incluido en el Festival Titerescena)
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