El proyecto largamente acariciado de poner en escena
Los hermanos Karamázov empezó a convertirse en realidad un día en que, sentado en un café con Juan Echanove, de pronto vi aparecer en sus ojos el brillo de la inspiración y tuve el convencimiento de que este desafío común empezaba a apoderarse de él como ya se había apoderado de mí. No había vuelta atrás: Fiódor Karamázov estaba sentado frente a mí, por fin se iba a hacer realidad el sueño compartido de trabajar juntos.
En un largo proceso creativo junto a José Luis Collado conseguimos adaptar una de las grandes cumbres de la novela universal, siempre al amparo de Dostoievski, que nos ha guiado y deslumbrado con ese monumento a la compasión humana y a la comprensión de la naturaleza oscura de los hombres. Un proyecto así solo tiene un camino: escuchar con pasión, respeto y admiración a un novelista ruso, europeo y universal que, como todos los grandes artistas, al final solo habla del hombre, mirándolo con la más potente lente de aumento y con la mayor compasión de la que es capaz.
Gerardo Vera