“Siempre se siente nostalgia por la vida que no se ha elegido”
Hay días en que uno echa la vista atrás y ve el camino que ha recorrido. Revisa las elecciones que hizo; también lo que ocurrió porque en realidad en aquella ocasión no llegó a decidir nada. Y así llega hasta el hoy, al lugar en el que estamos.
Alrededor del camino recorrido aparecen otros que no se tomaron, ahora fantasmales. Aparecen también los sueños que dejamos ir. Y se siente una especie de traición hacia uno mismo. Esa traición duele: uno se pregunta si no está a tiempo, si no le queda otra oportunidad, si...
Los personajes de Mármol se enfrentan a una gran decisión: en un lado un sueño extraño, sublime, recurrente; en el otro la realidad de la vida que hemos construido, con sus momentos hermosos, con sus miserias cotidianas. ¿Qué es más destructivo para nosotros, traicionar nuestros deseos más profundos o romper las promesas de nuestra vida ya construida? ¿Estamos a tiempo de rectificar? ¿Tiene sentido arriesgar lo que nos hace seguir adelante por algo que no sabemos si realmente existe? ¿Es posible alcanzar lo sublime?
Antonio C. Guijosa