Cuidado con cerrar los ojos.
Dionisio, con el sombrero de copa puesto, se tumba en la cama y cierra los ojos, son las once y cuarto de la noche previa a su boda. El tiempo se corrompe, permite deseos y abre las compuertas también a los miedos. Jugar a ser otro, a enamorarse de otra, a encontrarse con otros. De pronto su vida es un circo absurdo, tierno y curioso. Debe estar alerta, así como nosotros, para que lo grotesco y lo esperpéntico no se apoderen de nuestras existencias.
Natalia Menéndez