Luego de más de una década estudiando Farmacia y Bioquímica, Daniel llega recién recibido a la farmacia, históricamente atendida por su padre y su hermano Evaristo. Esta noche el padre está jugando al póker por plata con sus amigos veteranos y parece que ya no va a volver al negocio nunca más. Daniel viene a controlar los asuntos de la farmacia, haciendo valer el peso de la firma. Pero no es una noche cualquiera en la farmacia. Es noche de festejo que se improvisa con cerveza caliente, un poco de pizza y fondo de cumbia. Claudio, el agente de propaganda médica, su hermano Evaristo y un par de travestis asiduas clientes a la hora de inyectarse hormonas femeninas lo agasajan por haberse recibido.
Todo transcurre un sábado a la noche como una previa antes de ir a bailar a El Mágico, la disco tropical de la zona. Mientras esperan esa salida bolichera que nunca arranca, se destapan botellas, se ruegan fármacos y las pasiones se toman como vienen, con chupones y trompadas. Las hormonas que inyecta el farmacéutico en las travestis trabaja como un relato sobre lo que no se puede dejar de hacer: inyectar y quedar prendado. Cuerpos deseantes y viciosos moviéndose dentro de un laberinto químico. Una celebración en la que después de una disputa territorial entre chicas, se desata furiosamente el amor.